Conocí a Kiko a comienzos de los 80, entramos en la misma época a Crónica. La dictadura ya estaba en picada y comenzaba una oleada de conflictos por salarios y por representación gremial, que la dictadura había prohibido o entregado a los sindicalistas colaboracionistas (como Calipo en el Sindicato Gráfico).

Compartimos una década de peleas. Pero lo que quiero destacar es que él fue uno de los artífices fundamentales de dos batallas titánicas que dimos contra la patronal. Crónica, como el resto de los diarios, tenía dividido el personal en 2 agremiaciones: Gráficos y Prensa. División al servicio de la patronal y la burocracia para dividir, confundir, a los/as trabajadores/as. La otra división era la de gráficos y prensa de primera, gráficos y prensa de segunda. Los que estábamos en los escritorios y los que estaban en las rotativas y el empaque de los diarios para su distribución. Circulación era el nombre de la sección. Allí estaba Kiko, quien inmediatamente fue activista, defensor de sus compañeros e inmediatamente, como buen defensor de su clase, peleó a brazo partido por la unidad. Tarea que dura, muy peleada, pero que dio, junto con otros/as entre los/as que me incluyo, dimos en forma tenaz y le ganamos las primeras pulseadas.

Fueron triunfos no sólo sindicales, fueron triunfos en la conciencia de los/as trabajadores/as. Hubo paros conjuntos de toda la planta, gráficos y prensa; logro que otros diarios no conseguían.

Kiko fue uno de los artífices de esos fundamentales pasos adelante. Como obrero revolucionario, fue tenaz y consecuente en la lucha por la conciencia y la unidad de nuestra clase.

Por esto y por mucho más, lo recordaremos siempre: ¡Kiko, hasta el socialismo siempre!