“Queremos decirles que esta es una función muy especial muy triste y con mucha rabia porque nuestro país está pasando por un momento difícil, muy doloroso, donde el pueblo salió a las calles a luchar por la desigualdad económica, por la pobreza, por los sistema de salud precarios por una educación de mierda donde solo los que tienen plata llegan arriba, donde todos los pobres se quedan abajo, no pueden pagar salud, se mueren por enfermedades, son tratados como ignorantes, donde las mujeres se mueren, donde tenemos que pagar 830 pesos para movilizarnos siendo que nuestros salarios mínimos son 300 lucas(…) así está Chile, se está rebelando y lo mejor que supo hacer nuestro Presidente Piñera fue sacar a los militares a la calle(…) la gente se estárebelando y está sufriendo, al fin se rebeló. Estuvimos callados por tanto tiempo y la mierda sigue en nuestro país. Tenemos una constitución creada en dictadura y estamos como en tiempos de dictadura (…) Sí somos los pobres, pero los pobres y el pueblo es el que lleva a cabo las mayores manifestaciones y las mayores revoluciones. Vamos a sacar a Piñera, vamos a obligar a Piñera a que renuncie y no vamos a parar hasta que esto cambie.”
Palabras de joven actriz chilena al público del teatro.
Chile, el país que hasta hace 15 días era en boca de los voceros del neoliberalismo el ejemplo de crecimiento y desarrollo económico de un país neo colonial, se ha transformado en un ejemplo de rebelión contra lascondiciones brutales de explotación y opresión del capitalismo.
El cimbronazo ha sido tan profundo que obligó a Piñera a suspender dos cumbres internacionales previstas para noviembre en el país: la APEC (Foro económico de países de Asia y el Pacifico entre los que se encuentran EEUU y China) y la COP25 (Conferencia nº 25 de la ONU sobre el cambio climático)
Se cumplen dos semanas ininterrumpidas de lucha diaria en las calles, donde el pueblo chileno ha resistido masivamente a la represión y el asesinato del ejército garantizado por Piñera mediante el Estado de Emergencia (que puso a 20 mil militares y carabineros en las calles de todo chile) y el toque de queda.
Esta política reaccionaria fue derrotada con la movilización histórica a Plaza Italia del viernes 25 que superó ampliamente el millón de manifestantes, y que junto a las sucesivas movilizaciones posteriores, obligó a Piñera a levantar primero el toque de queda y luego suspender el Estado de excepción.
Los ensayos de apaciguamiento por parte de Piñera que pidió la renuncia a todo su gabinete y el anunció de algunas medidas económicas menores(aumento del salario mínimo, subsidio a la energía y salud y ayuda social) no han logrado restablecer la normalidad. Los mismos ministros han pasado a ocupar cargos (menos jerárquicos) al interior del propio gobierno y las medidas económicas fueron recibidas como una burla.
Diariamente se suceden manifestaciones de miles y miles de personas que llegan a las diversas Plazas (entre las cuales se destaca la masividad concentrada en la Plaza Italia por su cercanía a la Casa de la Moneda). A veces por convocatorias que se difunden por redes sociales, a veces sin convocatoria.
Cada movilización es sucedida por la represión. A pesar de la dureza de la reprimenda y de los gases la gente se mantiene en las calles: mujeres con sus hijos, gente de todas las edades, familias enteras. Retroceden unos metros y luego retoman el lugar. La brutalidad policial de años y años genera mayor resistencia de una sociedad harta de las condiciones de vida y que no está dispuesta a abandonar la pelea
El pueblo chileno se encuentra en una especie de movilización permanente que ha obligado a retroceder a Piñera de su intento de liquidar por la vía del ejército y al grito de “estamos en guerra”a un movimiento de masas que ganó las calles y que no cede.
El movimiento obrero chileno sufrió una verdadera sangría bajo la última dictadura. Ésta vino a cortar una de las experiencias más desarrolladas de los 70, que desarrolló organismos de poder como los “Cordones Industriales” que puso bajo control obrero a cientos de fábricas y el abastecimiento y la regulación de los precios de alimentos y víveres. Todo esto a pesar de los costos límites que le impuso la Unidad Popular (coalición de gobierno del PS de Allende y el PC).[1]
A pesar de esto y de la fragmentación en cientos de organizaciones sindicales incluso dentro de una misma rama de producción, otra herencia de la constitución, sumada a un nivel de sindicalización por debajo del 20% y de la prohibición que existe en muchas empresas, los trabajadores han irrumpido en la escena política.
Este martes la Unión Portuaria hizo un llamado al paro general exigiendo una Asamblea Constituyente y llamando a impulsar la huelga general en todo el país hasta que se cumplan las exigencias más sentidas. A su vez la CUT (Central Unitaria de trabajadores, una de las cuatro centrales existentes) viene de desarrollar un paro este miércoles con lo cual suma su segunda convocatoria a la huelga general.
El paro impulsado por el sector portuario y la llamada a impulsar una Huelga general exigiendo la Asamblea Constituyente es de un carácter enormemente progresivo, e incluso podría constituir un buen punto de referencia para el conjunto del movimiento[2].
Si el gobierno no ha caído se debe, en nuestra humilde opinión,a que por un lado cuenta aún con el apoyo de la burguesía y el imperialismo cuyas ganancias siderales están directamente vinculadas a la continuidad del régimen de político y un modelo económico garantizados por la constitución surgida de la dictadura de Pinochet.
A su vez la enorme movilización del pueblo chileno encuentra como límite la ausencia de una dirección, incluso de una consigna común que ponga en el centro el cuestionamiento a Piñera y el régimen de conjunto. No es que no se cante contra Piñera e incluso por una asamblea constituyente. Pero estas consignas que aparecen pintadas en infinidad de carteles conviven desjerarquizadamente con otras reivindicaciones muy sentidas como es el acceso a la salud, a la educación y contra las AFP (fondo de pensiones), o contra los militares y carabineros.
Este hecho facilita la permanencia de Piñera en el gobierno, a la vez que ha inspirado a la oposición reformista a la búsqueda de salidas dentro de las instituciones como el nuevo ensayo de plebiscito impulsado por el Frente Amplio (integrado por fuerzas socialdemócratas como Revolución Democrática entre otros) y el Partido Comunista. Al momento ésta jugada que busca reabsorber por canales institucionales la bronca de las calles no ha tenido mayor trascendencia. Pero los medios de comunicación y diversos sectores políticos impulsan como alternativa esta salida ante el descontento masivo.
Al momento los “Cabildos”, espacios de participación para el debate sobre la situación de Chile, aparecen como espacios institucionales (impulsados por directivos de algunas universidades) y no masivos al menos hasta donde hemos podido conocer. Podría ser distinto en la periferia donde sabemos que por las noches los vecinos de las poblaciones (barrios) organizan barricadas y controlan el acceso a las zonas, algo que funcionó al menos durante los toques de queda. En todo caso los cabildos podrían transformarse eventualmente en espacios a través de los cuales se canalicen de manera independiente los reclamos de la población.
Chile es una olla de presión que tenía que estallar y finalmente estalló. La vida insoportable de competir por la educación desde la infancia para acceder en mejores condiciones al nivel medio y tener más chances de ir, en el mejor de los casos a la Universidad “Publica”, para lo cual se contraen créditos con el Estado que se paga a lo largo de la vida laboral.
La salud que garantiza, en caso de no poder pagar salud privada, una cobertura absolutamente mínima y que condena a la muerte a miles de personas. Los precios del transporte que se llevanun porcentaje muy importante de los salarios. Los precios exorbitantes de los medicamentos. Los Fondos de Pensiones que obligan a la mayoría de quienes están en edad de jubilarse a continuar trabajando para vivir.
La enorme desigualdad que lleva a que el 1% más adinerado del país se lleve el 27% de la riqueza, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos solo accede al 2% de la riqueza neta del país[3], esa es la realidad capitalista que ha impulsado a miles de jóvenes a salir a las calles y que han arrastrado tras de sí a las más diversas capas de la sociedad logrando una rebelión de masas.
La identificación de que el modelo económico es garantizado por la constitución pinochetistaha facilitado que el movimiento tenga entre sus consignas fundamentales la Asamblea Constituyente.El “oasis” del neoliberalismo y el gobierno se encuentra ante una encrucijada, porque para satisfacer las demandas de la sociedad no basta con reformas cosméticas, sino que debería afectar directamente los intereses capitalistas bajo cuyo control se encuentra toda la vida social.
La salida a las calles y la experiencia política colectiva pone a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los trabajadores ante un recomienzo de su propia historia, aún con inexperiencia. Ya no signada por la competencia y el individualismo, sino por el desafío común de construir un país al servicio de los propios intereses de clase. Es fundamental ordenar alrededor de la exigencia de Asamblea Constituyente el resto de las demandas, e impulsarlas con la movilización y la huelga general como han hecho los trabajadores portuarios.
¡Abajo la constitución pinochetista, Asamblea Constituyente ya!
¡Fuera Piñera!
¡Huelga general hasta lograr estas reivindicaciones!
¡No volvemos a la normalidad, Chile despertó!
[1] A este respecto ver: “Chile, la vía pacífica al socialismo”
[2]Esto es una novedad respecto de otras rebeliones como la de Ecuador donde los trabajadores actuaron diseminadamente y supeditados al movimiento indígena/rural (agrupado en CONAIE) y que copó desde la periferia la capital. Ver al respecto “Ecuador enciende las alarmas en América Latina”, SOB nº533 o en izquierdaweb.com
[3]Estadística de CEPAL, 2017.