Catástrofe capitalista: Australia en llamas

Se trata de una verdadera catástrofe: más de 5 millones de hectáreas quemadas (más del doble de la superficie quemada en la Amazona en Agosto de 2019), se conoce de 18 víctimas fatales en el momento que se escribe esta nota (las autoridades admiten no conocer el número real), cientos de miles de personas se vieron obligadas a evacuar, alrededor de 1400 casas fueron destruidas, cerca de 500 millones de animales han muerto.

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Hace más de dos meses comenzaron los incendios en Australia, antes del comienzo del verano. Las cifras son más que alarmantes: más de 5 millones de hectáreas quemadas (más del doble de la superficie quemada en la Amazona en Agosto de 2019), se conoce de 18 víctimas fatales en el momento que se escribe esta nota (las autoridades admiten no conocer el número real), cientos de miles de personas se vieron obligadas a evacuar, alrededor de 1400 casas fueron destruidas, cerca de 500 millones de animales han muerto.


Por otro lado, la sequía y las temperaturas récord contribuyen a la propagación de los incendios que no tienen precedentes en escala e intensidad. Hasta el momento más de 130 incendios continúan ardiendo en los estados de Nueva Gales del Sur (donde se encuentra Sydney) y Victoria. El verano lleva apenas unas semanas y las autoridades y el pueblo australiano teme que lo peor aun no haya pasado.

Los medios repiten imágenes y testimonios de los fuegos: llamas que alcanzan 150 metros de altura, rescates extremos de 4 mil personas refugiadas en la playa, nubes permanentes de humo toxico en las ciudades y el campo, y sobre todo esto, el reclamo al gobierno.

Las exigencias al gobierno del Primer Ministro (PM) australiano Scott Morrison, líder del Partido Liberal, se podrían aunar en dos ejes. Por un lado, medidas contundentes para prevenir y frenar los incendios. Hace años que el gobierno ignora los reclamos de más herramientas para frenar la propagación de incendios: se le pedía más presupuesto, una flota de aviones hidrantes más grande, fondos para los departamentos de bomberos, más recursos, etc. Se le reclama que no haya una política nacional para luchar contra los incendios, el PM argüía que “la lucha contra los incendios es responsabilidad de cada estado y territorio”, a la vez que desoía las recomendaciones de ampliar la flota de aviones hidrantes.[1]

El otro eje del reclamo es sobre su política global nacional e internacional sobre el medio ambiente. Se trata de un gobierno negacionista del cambio climático con una fuerte política e inversión a la explotación del petróleo y carbón, con sumas millonarias de dinero para favorecer a las grandes empresas petrolíferas y mineras. El estado les provee sumas de 12 mil millones de dólares cada año, 30 mil millones si se tienen en cuenta subsidios indirectos según la publicación RedFlag[2].

Mientras sostiene que los incendios siempre fueron parte de la historia de Australia, desconoce las advertencias de los ecologistas que hace años señalan que la intensidad de los incendios van en aumento debido a la deforestación y el avance de las ciudades sobre los bosques. Sumado a esto, se suceden las sequías cada vez más prolongadas y tormentas eléctricas sin lluvia, que muchas veces propagan estos incendios. Un fenómeno que se presenció en el último año es que los incendios de California comenzaron a solaparse con los de Australia, hemisferio norte y hemisferios sur sufriendo incendios en simultáneo, esto produjo dificultades en trasladar aviones hidrantes californianos que se tenían en cuenta para combatir incendios en Nueva Gales del Sur. Por otro lado el nivel de emisión de CO2 del país es alarmantemente alto para la población que representa: emite un 1,4% del nivel mundial, mientras que sus habitantes solo suman un 0,3% del total.


El miércoles 12 de diciembre hubo una marcha de 40 mil personas en Sydney para reclamar medidas a los gobiernos. Los testimonios de como se ha transformado la vida en las ciudad, ya hace un mes atrás, son impresionantes. Las autoridades piden a las personas que no salgan al exterior debido al humo tóxico, quienes pueden se hacen de la mano de máscaras anti gases para poder respirar. Por eso es que algunos gremios han decidido hacer quites de colaboración para no arriesgar la salud de los trabajadores bajo esas condiciones, a pesar de la presión de las patronales y el gobierno para que sigan trabajando.

Las llamadas de emergencia por problemas cardíacos o respiratorios aumentaron en más de un 30%. “Debido al intenso humo, muchos establecimientos y empresas se vieron obligados a parar su actividad. Se estima que el humo de los incendios le cuesta por día a la economía de la ciudad (Sydney) unos 50 millones de dólares australianos (más de 34 millones de USD), según cálculos de la consultora SGS Economics and Planning.”[3] dice el diario El País. También han sucedido encontronazos entre el Primer Ministro y las personas desplazadas por el fuego y que han perdido viviendas, que no quisieron darle la mano y le exigían medidas más contundentes. Morrison también ha sido repudiado debido a que en medio de la emergencia se fue de vacaciones junto a su familia a Hawaii. Las criticas lo obligaron a volver al país. Lo mismo le sucedió con un viaje planeado a la India y Japón… para concretar la venta de carbón (la principal actividad minera de Australia). También tuvo que cancelar dicha gira.


Debido a la emergencia humanitaria, la catástrofe natural y las medidas que se han tomado, lo que sucede hoy en Australia está en la mira de todo el mundo. No sólo apoyamos los reclamos contra la ineptitud del gobierno, sino que también denunciamos que no pueden seguir en esos puestos políticos los negacionistas del cambio climático, las consecuencias de esa política no son para un futuro lejano, sino que hoy mismo se las sufre en todo lo ancho del globo. Son las mismas peleas ecologistas que vivimos en Argentina en los últimos días (ver las últimas dos notas en el periódico al respecto), queda sentado que la única forma de que los gobiernos escuchen es con la movilización masiva e independiente de los partidos patronales, y que para combatir al cambio climático hay que cambiar al sistema.

Lo que sucede en Australia es una clara consecuencia local del cambio climático mundial. El foco está hoy puesto en un país con un gobierno negacionista, pero los inmensos incendios son parte de una catástrofe general, de un desequilibrio producido por un capitalismo voraz irreformable.

[1]     David Crowe, Government rejected major air-tanker expansion, The Sydney Morning Herald, Ausrtalia, 2020

[2]     Jerome Small, Australia’s profit-driven apocalypse, RedFlag, Australia, 2020

[3]     Manu Granda, La tormenta perfecta prende en Australia, El País, España, 2019

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