Brexit – La falta de una campaña por la abstención y el rechazo

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El SWP y Socialist Resistance erraron en el blanco

 

El racismo antiinmigrante, la xenofobia y el patrioterismo británico fueron agitados a fondo en el referéndum. La gente está cada vez peor, los trabajadores ven el futuro negro, etc., etc. Esa es la base material, el alimento del racismo y la xenofobia… que se agrava en un país que encabezó un Imperio que abarcó aproximadamente la cuarta parte de la población mundial y de la superficie del planeta. En medio de la debilidad de las luchas de los trabajadores, desde arriba el capitalismo pone a “competir” (en verdad, a enfrentarse) a unos contra otros: en este caso, británicos contra trabajadores y pobres de origen polaco, rumano, indio, pakistaní, africano, etc.

La histeria xenófoba es promovida por el UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) de Nigel Farrage y por la fracción del Partido Conservador encabezada por Boris Johnson (dirigente del ala derecha anti-Cameron). Claman contra el “plomero polaco” que, por culpa de la Unión Europea, viene a trabajar por algunos centavos y le roba el trabajo al legítimo inglés descendiente del Rey Arturo. Se toman de un problema real –la crisis del empleo está cada vez peor en el Reino Unido y en toda la Unión Europea–. Así, el mapa del voto por el Leave coincidió casi milimétricamente con las áreas más deprimidas.

La dificultad de la izquierda socialista para tomar una posición en este referéndum es que todo era engañoso. Las dos alternativas eran un desastre equivalente. Es como hacer votar “democráticamente” si uno quiere seguir friéndose en la sartén o si prefiere caerse en el fuego. ¡Eso es democracia! ¡Vote lo que más le guste! ¿Freírse o asarse?

Así suelen ser los plebiscitos y referéndums. Casi siempre son mecanismos peores y aún más antidemocráticos que las elecciones burguesas “normales”. Pero éste era particularmente escandaloso, porque las dos opciones eran una peor que la otra.

Lo malo es que muchos en la extrema izquierda británica –sin tener la menor relación de fuerzas que le permitiese mover la balanza en uno u otro sentido, ni menos aún aparecer como una alternativa distinta– se diluyó y “desvaneció” políticamente, enrolándose tras el Leave o el Remain. Por las relaciones de fuerzas, era imposible que tan siquiera se notase que existían si sólo se limitaban a propagandizar –de otra “manera”– las alternativas de otros.

¡Si hasta Jeremy Corbyn, líder de la izquierda laborista, que tiene un peso político incomparablemente mayor que toda la extrema izquierda junta, quedó “desdibujado” detrás de Cameron…! Y ahora la derecha laborista aprovecha eso para intentar borrarlo del mapa.

El error de votar Leave (salir de la UE) – El “Lexit” no existió como alternativa independiente y real

Alex Callinicos, el principal dirigente del SWP (Socialist Workers Party), que junto otras organizaciones de izquierda socialista llamó a votar por el Leave (salir de la UE), hace un balance donde finalmente reconoce que quedaron difumados dentro de la nube negra conservadora. Para diferenciarse del “Brexit” (British Exit, salida de los británicos de la UE predicada por la derecha UKIP-Johnson) habían “inventado” el “Lexit” (Left Exit, salida por izquierda de la UE). Pero en ese balance reconoce que finalmente el “el Lexit fue una minoría dentro de la izquierda en sentido amplio… La verdad es que estuvimos ante una opción difícil: entre la monstruosidad imperialista neoliberal que es la Unión Europea… y los racistas y xenófobos thatcheristas que dominaron la campaña por «salir».”[1]

En pocas palabras, el famoso “Lexit”, la “salida por izquierda de la UE” no existió, ni en relación al conjunto de la izquierda ni mucho menos en relación a las amplias masas. Para ellas el único “Leave” (salir) que conocieron fue el predicado por los racistas del UKIP y los conservadores de Johnson.

¿Pero no era acaso materialmente inevitable que fuese así? Y esto era inevitable no sólo por relaciones de fuerza abrumadoramente desfavorables respecto al UKIP-conservadores. ¡Lo decisivo fue que votaban por lo mismo, votaban por Leave (salir). No había en las boletas del referéndum  ninguna opción que dijese “Lexit”.

La izquierda que votó por “Remain” (permanecer en la UE) no la hizo mejor

Lamentablemente, los compañeros de la izquierda socialista que votaron por “Remain” (permanecer en la UE) hicieron lo mismo… pero al revés… Un ejemplo de esto lo da Socialist Resistence (sección británica de la IV Internacional-SU) que en cierta medida encabezó el “apoyo crítico a la UE”.

El gran problema es que gran parte de los que dieron este “apoyo crítico” a permanecer en la Unión Europea lo hacen desde la premisa (tácita o expresa) de que la UE es “reformable”… entonces no hay que intentar tirarla abajo… ni por derecha (como el UKIP y Johnson) ni tampoco por izquierda.

Así, los compañeros de Socialist Resistence hacen críticas acertadas y muy duras a la Unión Europea… pero para concluir siempre que la UE es el mal menor. Y además es “reformable”

Por eso promovieron el frente único pro Remain (permanecer), cuyo nombre es toda una definición: “Another Europe is Possible” (Otra Europa es Posible)… Léase: “la UE es mala, pero es posible reformarla”.

Allí está Yanis Varoufakis, el ex ministro de Economía del primer gobierno de Syriza, así como representantes de Syriza en el Reino Unido… Todo esto en momentos que Tsipras está aplicando en Grecia un plan de ajuste genocida por orden de la Unión Europea.

Claro que “salvan su alma” con la consigna “Stay in Europe to change Europe” (Quedarse en Europa para cambiar Europa)… ¿Pero qué “cambio” lograron Tsipras y Syriza haciendo que Grecia se “quedase en Europa”… o mejor dicho, en la Unión Europea? Los únicos cambios fueron más y más miseria, el remate por monedas de los bienes del Estado griego en beneficio de los bancos alemanes y franceses, el desempleo en masa, que en los hospitales no haya medicinas, que ya casi nadie pueda jubilarse y que los ya retirados se mueran de hambre… y además que Grecia fuese transformado en un protectorado colonial, donde todo lo que dispone su “gobierno” debe ser aprobado en Berlín y Bruselas.

En ese sitio de “Another Europe is Possible”, la profesora Marina Prentoulis, que se declara representante de Syriza en el Reino Unido, argumenta así esa “refundación” de la UE: “Los acuerdos impuestos en Grecia confirman lo irracional e injusto de las doctrinas neoliberales que han erosionado la instituciones europeas. Sin embargo, esto ha fortalecido nuestra determinación para hacer cambiar de rumbo (divert) a la UE de ese camino destructivo que ha tomado. Europa puede ser refundada en democracia, justicia social e igualdad.”

La representante de Syriza no aclara cómo se podría “cambiar el rumbo” quedándose en la UE… si sus instituciones son absolutamente antidemocráticas. Los dirigentes de la Unión Europea son “elegidos por nadie” (en verdad, digitados por el capital financiero europeo, principalmente los bancos alemanes y franceses, y sus gobiernos), su único organismo electo, el Parlamento europeo –única institución electa por voto popular– es un foro para hacer discursos sin poder alguno, los pactos fundacionales y constituyentes de la UE, desde el de Maastricht al de Lisboa, son un compendio de neoliberalismo salvaje y verticalismo político absoluto, que niega incluso a la misma democracia burguesa. La Unión Europea es una especie de “despotismo ilustrado” paneuropeo que gobierna sobre la plebe, que no tiene ni voz ni voto. Y la lección de la historia europea es que a los absolutismos fue necesario “cambiarlos” mediante revoluciones.

Nota:

1.- Alex Callinicos “Brexit: a world-historic turn”, International Socialism, Issue: 151, 27th June, 2016.

 

Existía una tercera alternativa de voto independiente y de rechazo

 

Lamentablemente ninguno de los dos sectores en que se alineó la izquierda socialista británica buscó una tercera alternativa de voto para diferenciarse materialmente del Leave o del Remain. Eso era técnicamente posible: la de no tachar ninguno de los dos cuadraditos (Remain o Leave) que tenía la boleta de sufragio. La campaña por esto podía dirigirse a un porcentaje de electores relativamente alto que osciló, según las encuestas hasta la víspera, en más del 10% del registro electoral debido a que no le conformaba ninguna de las opciones.

Además, esa cantidad de gente (más del 10%), insatisfecha e indecisa frente al Remain o al Leave, implicaba una cantidad mucho más grande de lo que habitualmente logra la extrema izquierda. Es que en el Reino Unido no hay proporcionalidad alguna, sino que se elige por distrito (constituency) a una sola persona.[1]

En este referéndum, al no haber nadie que hiciese campaña por un voto de rechazo Ni-Ni, la cantidad de rechazos se redujo finalmente al 0,8%.

Por supuesto, un Ni-Ni sostenido sólo por la extrema izquierda no sería muy votado… aunque posiblemente hubiese logrado más apoyo que cuando presenta candidatos al parlamento. Sin embargo, los votos, aunque importantes, no eran lo principal. Lo esencial es que hubiese significado ofrecer a los votantes una tercera opción, una opción distinta que expresase un doble rechazo al Leave xenófobo-racista de Farage-Johnson y al Remain de los planes de hambre de la UE.

A diferencia del “Lexit” o del “cambio de rumbo” de la UE, este voto de rechazo tenía una expresión material claramente diferenciada. No se disolvía en el torrente de votos que iban al UKIP y los conservadores de Johnson, ni tampoco en el que iba para Cameron y la UE.

Nota:

1.- En las últimas elecciones parlamentarias del 2015, la principal alianza de extrema izquierda, la Trade Unionist and Socialist Coalition (TUSC), donde están el Socialist Party, el Socialist Workers Party, más otras organizaciones de izquierda y dirigentes de sindicatos, presentó candidatos en unas 360 constituencies… pero logró sólo 36.000 votos en todo el Reino Unido.