Basura capitalista: Lousteau presentó un proyecto de ley para eliminar la indemnización por despidos

Aprovechando el momento de derrota del gobierno y la buena elección de los "libertarios" antiobreros, quieren cercenar derechos a los trabajadores.

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Las excusas siempre son las mismas. Si se hace más «barato» echar trabajadores, sin motivo ni causa alguna, habría más trabajo. El mismo razonamiento aplican en todos los ámbitos: si los salarios bajan, más trabajarán, si las jornadas no son limitadas lo mismo, etc.

Básicamente, la crisis es culpa de los trabajadores siempre y en todos lados. Porque tienen salarios demasiado altos, porque trabajan poco, porque es difícil despedirlos… Sus benefactores empresarios estarían sosteniendo la pesada carga de que las mayorías tengan un pan sobre la mesa. Sacrificados, estarían sufriendo la situación del país, limpiándose sus lágrimas con verdes billetes. Durante la pandemia, los ingresos nacionales de los empresarios subieron respecto del total nacional, mientras los de los trabajadores bajaron.

Los «libertarios», por supuesto, no piensan ganar elecciones. Tampoco quieren que lo lleguen a hacer los empresarios mediáticos que los exponen sistemáticamente, hora tras hora, a la televisión. Ni siquiera las fundaciones que los llenan de dinero. No: su rol es instalar este tipo de agenda, darle legitimidad, espacio para imponerse. Que el trabajo sucio lo hagan los funcionarios políticos clásicos. Ellos, mientras tanto, pueden seguir gritando que su proyecto de explotación desenfrenada es «libertad».

El verso oficial del senador que presentó el proyecto y de Larreta es que la nueva ley a»aliviaría cargas» para los empresarios sin afectar a los trabajadores. Ahora bien: ¿cómo se «alivian cargas» para los empresarios sin que los trabajadores pierdan? Es un juego de suma cero: si unos tienen que pagar menos, los otros reciben menos. La suma y la resta son conocimientos suficientes para poner en evidencia el descaro empresarial de la UCR y el PRO.

El proyecto, presentado en el Senado, establece la conformación de un «fondo nacional de cese laboral». A él debería aportar el empleador un 12% del salario bruto en el primer año y un 8% en adelante. En la propia formulación de la ley hay una trampa: dice que el aporte patronal «no podrá exceder del 12% de la remuneración mensual bruta durante el primer año y del 8% para los años subsiguientes». Es decir, ese es el máximo.

Estipula el proyecto que «el monto del aporte obligatorio mensual y su fecha de pago será establecido por la autoridad de aplicación en base a parámetros objetivos y públicos». Si una autoridad cree que el empleador debería aportar el 1% del salario bruto, así será.

Luego del despido, el trabajador cobraría el equivalente a un mes de trabajo por año de «servicio» o «fracción de tres meses».

Una pequeña cuenta matemática bastará para mostrar una primera consecuencia del nuevo «sistema». Si el despido se hiciera efectivo tres meses después de iniciado el contrato laboral, entonces el patrón habría aportado un 36% del total de un salario bruto mensual. Como el llamado Fondo de Cese Laboral sería parte del Estado, concretamente de la Administración Nacional de la Seguridad Social, es entonces quien debería entregar la indemnización pese a que el patrón no aportó el monto total. Es decir: el Estado pasaría a subsidiar una parte, probablemente mayoritaria, de los despidos arbitrarios.

Haciendo de la indemnización una suma fija, se desconocen todos los adicionales establecidos por la ley de contrato de trabajo o por convenios. Los trabajadores pierden y los empresarios que despiden pasan a recibir subsidios por despidos. Los patricios como Larreta y chetos de barrios alto como Lousteau hacen que el Estado y los trabajadores subsidien (una vez más) a los patrones. Los empresarios votan que los empresarios reciben.

El artículo 26 legaliza textualmente la «rescisión de la relación laboral por parte del empleador o empleadora durante períodos de licencia inculpable». Permite despedir a un trabajador enfermo o accidentado. Alguien en tratamiento por una enfermedad grave puede encontrarse con que no tiene más trabajo, ni ingresos, ni obra social. Una víctima de las pésimas condiciones laborales en tantos lugares, puede simplemente ser despedido.

El patrón «deberá abonar al trabajador o a la trabajadora, las remuneraciones y hacer efectivos los aportes con destino al Fondo Nacional de Cese Laboral, correspondientes a todo el tiempo que faltare para el vencimiento de dichos períodos». Descartar trabajadores, lanzarlos a la miseria, sería ahora más barato.

 

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